2. Planifique su jornada laboral desde la noche
Sobre todo si te cuesta concentrarte por la mañana. El nivel de alerta suele depender de cómo se empieza el día. Ocuparse de las cosas de inmediato puede hacer que sea más fácil enfrentarse a la procrastinación. Cuando se tarda varias horas en despertarse y pensar qué hacer, se desperdicia energía en cosas improductivas. Además, en este escenario se corre el riesgo de olvidar pequeñas tareas como una visita a la tintorería o una reunión de padres y profesores.
Acostúmbrese a hacer un plan para el día siguiente antes de irse a la cama. Así será más fácil identificar las tareas realmente importantes y las que se pueden abandonar si es necesario. Y tampoco está de más preparar todo lo que necesitarás por la mañana: ropa, bolsos, mochilas de los niños, uniformes deportivos y una lista de la compra para ir de tiendas.
3. Haz pequeñas pausas en tu trabajo
Cuando tu cerebro se concentra en una tarea durante mucho tiempo, empieza a considerarla poco importante. Incluso un breve descanso puede ayudarte a recuperar la concentración. Usted mismo puede decidir a qué es mejor dedicar esas pausas de 10 minutos. Por ejemplo, dar un paseo, hacer ejercicio, regar las flores o meditar. Lo principal es que las actividades no estén relacionadas con tareas laborales.
