Se cree que el café aumenta la concentración y da vigor. Pero el efecto puede ser el contrario. Averigüemos cómo funciona esta popular bebida y por qué te da sueño después del café.
Por qué el café es tonificante
Las moléculas de trifosfato de adenosina (ATP) sufren una serie de transformaciones químicas para producir energía en todas las células de nuestro cuerpo, incluidas las nerviosas. Uno de los subproductos de este ciclo es la adenosina. Esta sustancia transmite señales entre las células nerviosas del cerebro e inhibe su actividad.
El cerebro funciona, el ATP se descompone, la adenosina se acumula y la persona se siente cansada.
La molécula de cafeína es estructuralmente similar a la adenosina y, al penetrar desde la bebida hasta el cerebro, el estimulante bloquea los receptores de adenosina. Como resultado, el neurotransmisor no inhibe la actividad de las células nerviosas y la persona se siente más alerta y se concentra mejor. Pero este efecto no dura para siempre.
Por qué la cafeína puede causar somnolencia
Existen varios mecanismos posibles para este efecto.
Debido a la tolerancia
En quienes toman café a menudo, el organismo se adapta a la ingesta constante de cafeína y los receptores de adenosina se vuelven más abundantes. Si se suministra la misma cantidad de estimulante que antes, ya no puede proporcionar vigor y se necesitará una taza adicional de café para obtener un efecto similar.
Además, la tolerancia tarda muy poco en desarrollarse. En un experimento, tras tres días de consumo constante de cafeína, ésta dejó de enmascarar la falta de sueño.
Así, si una persona no ha dormido lo suficiente y está acostumbrada a la cafeína, tras un vaso de café experimentará un aumento muy pequeño de energía, y eso si tiene suerte. Entonces la cafeína se descompone, la adenosina llega a sus receptores y la persona es arrastrada al sueño.
