1- Sin funda de colchón
Protege contra el sudor, el café derramado accidentalmente y otras manchas que pueden hacer que se instalen bacterias e incluso moho en el colchón. También protege su piel de las reacciones alérgicas a los ácaros del polvo que acechan en el interior del colchón. Hoy en día, no es difícil encontrar opciones de fundas para todos los gustos, incluso impermeables y transpirables.
2. Colocación inmutable
Los expertos de la Fundación Sueño señalan que las partes del colchón que sufren más presión (normalmente las zonas de contacto entre los hombros y las caderas) se ‘hunden’ mucho antes que otras. El problema puede solucionarse girando el colchón con regularidad. Según los expertos, esto alargará la vida del colchón un año o más.
Los expertos aconsejan girar los modelos de espuma viscoelástica de poliuretano y látex, así como los colchones de muelles, 1-2 veces al año. Con los modelos de una cara puede hacer lo siguiente: gire la parte superior del colchón hacia abajo, hacia los pies de la cama. El método de trabajo para girar el colchón suele indicarse en las instrucciones del mismo.
El único tipo de colchón al que no se le puede dar la vuelta son los colchones de zonas. Tales productos están diseñados originalmente para diferentes cargas en diferentes zonas, por lo que no debe preocuparse por ellos.
3. Limpieza poco frecuente
Los colchones sucios son desagradables. Son auténticos colectores de saliva, sudor y células muertas de la piel. Y eso sin contar los ácaros del polvo, algunos de los cuales incluso traspasan las fundas de los colchones. Por eso debes aspirar la parte superior y los laterales del colchón cada tres meses.
